Hola:
Estar actualizado es muy importante en una profesión como la Psicología, porque es una forma de cuestionarte como terapeuta y de buscar nuevas formas de intervención. Cada persona es distinta, cada trastorno tiene sus caracteríscas únicas en cada persona y es importante que un terapeuta sea consciente de ello y tenga herramientas de trabajo para poder estar presente y apoyar a cada persona que te elija como su terapeuta.
Esta semana he empezado un nuevo curso en una interesante colaboración entre el Colegio de Psicólogos de Logroño y el Colegio de Médicos con la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicología Médica. La formación de que os hablo es sobre trastornos de la personalidad.
La primera ponente ha sido Dolores Mosquera, Psicóloga especializada en trastornos de personalidad, con amplia experiencia en el trabajo con estos pacientes, a la que ha sido una delicia escuchar y compartir su conocimiento. También lo ha querido hacer con todos nosotros. Os invito a verlo.
Una definición de personalidad, la da el libro de Perls, Hefferline y Goodman «Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana»:
«La personalidad es el sistema de actitudes asumido en las relaciones interpersonales, es la asunción de lo que uno es y lo que sirve de base a partir de la cual se podría explicar el propio comportamiento si se nos pidiera una explicación así.»
Esto nos dice que que hemos asumido lo que somos en relaciones interpersonales, y a veces nuestra historia y la de nuestras relaciones ha sido cuanto menos dificultosa. En historias dramáticas con escaso apoyo para un/a niño/a, que además no recibe lo que le nutre, su concepto de persona, su forma de actuar, de relacionarse con su entorno, puede verse seriamente afectada. Eso puede llegar a ser un trastorno de personalidad o TP.
Alguien que padece un TP lleva mucho tiempo sufriendo. Su forma de relacionarse con el mundo produce extrañeza y rechazo en los otros. Tiene conductas muy llamativas, que desde fuera pueden ser interpretadas como formas de «llamar la atención», y tanto esa persona como sus familiares tienen sensación de continuidad y de que siempre ha sido así.
Todo esto hace que se vea a este tipo de pacientes como «perdidos» y que parezca que para ellos la psicoterapia no sirve de nada. Y es aquí donde Dolores Mosquera nos dice que que no es así. Su trabajo de más de 12 años demuestra que hay soluciones para este trastorno en cada una de sus manifestaciones y esto es esperanzador no solo para los que lo padecen, sino para los psicoterapeutas que podemos ver a alguien valiente que se decide a afrontar casos que parecían sin solución.
Ha sido un fin de semana de formación tremendamente enriquecedor.
Os envío un abrazo.
Carmen