Hoy, 20 de Julio, hace 3 años que murió mi muy querida Abuela Carmen.
Y pongo Abuela en mayúsculas porque ella no fue una abuela cualquiera. Fue Mi Abuela, alguien que me cuidó y apoyó en el peor momento y estuvo allí, como sólo ella supo estar, mirando con unos ojos especiales que cuando me miré en ellos me devolvieron una hermosa imagen de mí y es entonces cuando pude volver a confiar.
Por eso, en este día, quiero compartir con vosotros algunos de los momentos en los que mi Abuela ha estado conmigo. Puedo decir que nunca ha faltado en los más importantes de mi vida.
Mi primer recuerdo es del día en que nació mi hermano Javi. Aunque yo sólo tenía un año, lo recuerdo, y también la extrañeza cuando me decían que era mi hermano.
Este es el día de mi boda, me encanta esta foto en la que estamos 3 Carmenes. Yo vivía entonces con mi Abuela y a pesar de quedarse sola, aceptó que la vida sigue y no interrumpió mi marcha. ¡Gracias guapa! Cuantas lecciones he aprendido contigo.
Y vino la 4ª Carmen, mi Abuela la llegó a cuidar a sus 88 años, y mi niña también sintió su acogida. Ahí dormidita y confiada. Es precioso ver la Vida renovandose.
Mi Abuela vivió hasta los 94. En el 2009 permitió morirse, porque ella, a pesar de tener una vida muy dura, nunca quiso morir. Es más, le gustaban los nuevos tiempos, A veces decía: «¿Pero por qué he tenido que nacer tan pronto?». A pesar de sus quejas, tristemente también llegó su decadencia y… Su hora.
Escribí estas palabras para su funeral, pero por diversos motivos no pude, o no supe cómo hacer para decirlas entonces. Por eso quiero terminar plasmándolas aquí, sacandolas de ese archivo donde las guardé y dejandolas aquí para compartir, con quien quiera leerlo, mis recuedos y mi amor por ella para que se sepa lo bella que era.
Esta es mi despedida pendiente:
«Ya te has ido. Te has resistido y luchado en una batalla que no es posible ganar.
Nosotros observabamos sin poder hacer otra cosa que esperar y rezar, sintiendo nuestras limitaciones e impotencia, pudiendo así, nuevamente aprender de tí. Aprendimos sobre la Vida, sobre mantenerse a pesar de todo y sobre continuar, persistir, resistir… Nosotros continuamos y en nuestro continuar, sabrán de tí.
Como tú me dijiste una vez después de un mal momento: ¡Ya pasó, ya pasó! Pero el abrazo que me diste, ahora no te lo puedo dar a tí. Sólo puedo recordarte y confiar en que notas que te lo doy. Me lo guardo aquí, en mi corazón esperando dartelo cuando tú vengas a por mí en mi último momento.
Querida Abuela, gracias por todo, gracias por estar en momentos en los que sólo tú supiste estar y acogerme como sólo tú podías hacer. Gracias por ser la mejor Abuela del mundo. Doy gracias a Dios por habernos unido en esta Vida».
Te mando un abrazo muy muy fuerte querida Abuela.
Carmen