No puedo empezar de otro modo que deseando lo mejor a todo el mundo de todo corazón.
Aunque en medio de una pandemia mundial que ha cambiado nuestras vidas, que ha costado la vida y la salud a familiares y amigos, que ha mermado dramáticamente nuestra vida social, en la que se han reducido nuestros derechos a circular libremente, reunirnos cuando y con quien queramos, en la que mucha gente está en la ruina, etc., etc., etc. no parece que sea un momento de fiestas, buenos deseos y propósitos al modo de otros años.
Este año, decir «Feliz Año Nuevo» no parece que signifique lo de siempre, entran dudas, miedos, resignación a que todo siga igual una buena temporada.
Parece que contra todo esto la palabra que suena y resuena, que la dicen nuestros dirigentes y aparece en las propagandas es esperanza.
No sé muy bien con qué intención se hace, pero a mi me parece como si me dijeran, que me resigne y espere. Que me resigne a como están las cosas y que me espere a que funcione la vacuna o a que pase la crisis.
Para mí la Esperanza es bella y no es frustrante. No tiene que ver con la resignación ni con la paralización a la espera de que esos supuestos tiempos mejores, vengan a rescatarnos de este horror en el que vivimos. Es activa, como la madre que espera, que prepara y recompone el hogar para que llegue su bebé.
Vivir con Esperanza es Vivir. Vivir lo que nos toca, adaptarnos y seguir hacia adelante, porque necesitamos la Esperanza como movimiento para seguir, para saber hacia adonde vamos, no creo que debamos quedarnos con la angustia y el miedo hasta que «todo esto pase».
Por eso TE DESEO QUE SIENTAS LA ESPERANZA en ti, en tu avance, en tu comprensión. Que podamos ver esa chispa de inspiración en cualquier lugar aunque sea, como hemos vivido este año todo el mundo, desde nuestra ventana.
FELIZ AÑO 2021
